Y despues de dos suspensiones, llegó el día, y lamentablemente no pudo ser.
Lucia, desde aqui, te damos las gracias, porque has dejado el pabellón bien alto, siempre con esa sonrisa, hasta el viernes, cuando casi todas las niñas salian llorando de la Plaza de Toros, tú seguias sonriendo. Lo has hecho muy bien.